La expresión «No hay una segunda oportunidad para causar una primera impresión» es un axioma universalmente aceptado que, en el sector salud y más concretamente en el de las clínicas dentales, tiene su principal aplicación en la Primera Visita de nuestros pacientes a la consulta. Efectivamente, la Primera Visita es una prueba de fuego para el dentista y su equipo, y de su desarrollo dependerá que el paciente decida depositar su confianza y volver una segunda vez.
Por este motivo es importante que en la ejecución de cuanto ocurre en torno a una primera visita nada se deje al azar. Contar con un protocolo claro que indique qué es lo que debe ocurrir, qué profesionales deben realizarlo y de qué manera, facilita que la visita del paciente se desarrolle de la forma proyectada y aumentar por tanto las posibilidades de lograr su confianza.
Lógicamente, el protocolo debe contemplar todas aquellas situaciones que se suceden durante la estancia del paciente en la clínica, desde su llegada hasta su salida, aunque, sin duda, el momento clave tendrá lugar dentro del gabinete con el odontólogo, que es el profesional al que el paciente ha ido a buscar.
Para aumentar las probabilidades de éxito en esta interacción, enumeramos 4 elementos clave que no deben faltar en la primera visita:
- Tiempo: la duración óptima de una primera visita se sitúa entre los 30 y los 45 minutos y para asegurar que se le pueda dedicar ese tiempo es necesario que se haya previsto así en la agenda.
- Conversación con el paciente: profesional y paciente deben conocerse y para ello la conversación es la mejor herramienta con la que cuentan. El objetivo de esta conversación no debe ser únicamente rellenar la historia clínica sino presentar la clínica y su filosofía de trabajo, conocer detalles de la historia personal del paciente, sus temores y sus expectativas, así como permitirle exponer las dudas que pueda tener y, por supuesto, responderlas.
- Exploración diagnóstica: la exploración bucodental debe ser minuciosa para no pasar por alto ningún detalle y las pruebas diagnósticas es conveniente que incluyan tanto radiografías como fotografías y, en su caso, modelos de estudio, de forma que se asegure al máximo el correcto estudio del caso y la presentación de la mejor opción de tratamiento.
- Explicación por parte del profesional clínico: el odontólogo u odontóloga debe ser quien explique al paciente su estado de salud y el tratamiento propuesto, ya que sólo él podrá responder con claridad y seguridad a todas las dudas y preguntas que puedan surgir.